Hay al menos dos localidades del Departamento Paraná, cuyos análisis de agua arrojaron valores de arsénico al límite. El tema ya había generado preocupación hace unos años en la región.
No se trata de generar psicosis ni alarma en la población. Apenas, poner en agenda un tema de salud pública del que poco se habla y que merece atención.
El informe publicado en el programa “Cuestión de Fondo” (Canal 9, Litoral), indica que -en febrero de este año- el Municipio de Hasenkamp recibió los resultados del análisis físico químico de agua de cinco pozos de la localidad.
Los informes de laboratorio determinaron que el agua era no potable para consumo humano en dos de los pozos. ¿El motivo? La presencia de arsénico, según los parámetros evaluados por el Código Alimentario Argentino.
Pero, párrafo seguido, puede leerse: “Sin embargo, para la provincia de Entre Ríos y según el capítulo XII ley 18284 de dicho Código Alimentario Argentino, Art. 982: ‘En aquellas regiones del país con suelos de alto contenido de arsénico, la autoridad sanitaria competente podrá admitir valores mayores a 0,010 mg/l con un límite máximo de 0,050 mg/l cuando la composición normal del agua de la zona y la imposibilidad de aplicar tecnologías de corrección lo hiciera necesario”.
El 17 de octubre de este año, el Municipio de María Grande recibió los resultados de los análisis de agua. Allí se determinó que los valores de arsénico (en el Barrio Martín Fierro) también sobrepasaban el límite, se consignó en el programa de televisión “Cuestión de Fondo” (Canal 9, Litoral),
En otra de las muestras de María Grande (tomadas en barrio Centro), los valores del contaminante eran incluso superiores al del barrio Martín Fierro de dicha localidad.
No es la primera vez que en María Grande se reciben noticias poco alentadoras en relación al arsénico en su red de agua potable: en 2019, la bioquímica Luciana Bártoli había denunciado públicamente la situación, luego de encontrar en el agua valores arseniosos más allá de lo aconsejable.
No son excepciones
Ni María Grande ni Hasenkamp son excepciones. Son apenas dos localidades dentro de muchas otras y de varias provincias, que tienen arsénico en sus aguas subterráneas.
Hoy, ese contaminante se encuentra en las napas, en los mismos pozos de donde se extrae el agua de 16 provincias argentinas. En algunas zonas, los valores son bajos; en otras están al límite y en diversas regiones del país los valores preocupan.
Contaminante natural
El arsénico constituye el principal contaminante natural del agua subterránea que es la única fuente para el consumo humano en una amplia zona de nuestro país.
Consumir arsénico en pequeñas dosis durante mucho tiempo, es decir, por lo menos 5 a 10 años, produce una enfermedad que se llama “Hacer”: hidroarsenicismo crónico regional endémico. “Principalmente por la acumulación de arsénico en el pulmón, produce cáncer de pulmón, cáncer de laringe, tos crónica, tos persistente, fibrosis pulmonar -explicó tiempo atrás al diario Clarín el médico clínico Marcelo Cairo. En el hígado puede generar cáncer, cirrosis hepática y disfunción hepática.
La voz que plantea una luz roja
El ingeniero Químico Oscar Povedano puso una voz de alerta en el programa “Cuestión de Fondo” (Canal 9, Litoral).
“A la gente que toma agua con arsénico durante muchos años, le puede ocasionar molestias en la piel, con primeros síntomas como manchas en las manos y los pies. Pero lo más grave es que puede generar cáncer en cualquier parte del cuerpo. Es un tema delicado para la salud”, sostuvo el profesional.
“En Entre Ríos, varios años atrás, existía el laboratorio de la Dirección de Ambiente y ellos llevaban monitoreado todas las aguas de la provincia, donde se marcaban claramente las zonas arseniacales y eso estaba muy bien determinado. Sin embargo, ese laboratorio hoy no existe más. Se han dedicado más a la parte burocrática y no al punto principal; no ir a campo a verificar cada zona”.
Povedano opina que quien debe controlar “es la autoridad provincial, y no los laboratorios de referencia”.
“La Provincia tiene que verificar y llevar los medios de solución a través de los profesionales de Ingeniería de Entre Ríos. Los Colegios de Ingenieros tienen excelentes profesionales para solucionar este problema de salud”.
“Lo que sucede en distintos Municipios también incide y lo primero que suelen decir es: ‘el agua nuestra está perfectamente bien’. Pero la realidad es que no se hacen cargo. En muchas localidades pasa lo mismo. El problema es que tratar las aguas de las zonas arseniacales tiene un costo y todos miran para otro lado”.
Según explicó el profesional, una de las soluciones es la adsorción, que significa extraer el contaminante del agua para eliminar el arsénico del medio acuoso. “No es algo tan costoso”, subrayó.
“Otro tratamiento que existe es la osmosis inversa”. Sin embargo, aclaró, es un procedimiento más caro por los caudales de agua que se necesita en el agua de perforación.
“El problema nos explota en la cara”
El arquitecto Mario Nudelman, doctor en Ingeniería Hidráulica y Medioambiente, es director del Centro para la Gestión Sostenible del Agua y el Hábitat Humano (CEGELAH), de la Facultad de Ciencia y Tecnología (UADER).
Si bien no minimiza en absoluto el problema del arsénico en el agua, su mirada va todavía más allá y plantea los grandes y urgentes desafíos que enfrenta el agua potable en nuestra provincia.
“El panorama del agua potable en Entre Ríos es un desafío, que llega a partir del cambio climático y modifica el patrón del ciclo hidrológico. Y precisamente ese ciclo hidrológico es el que regula la capacidad de nuestros cauces de agua y la recarga de los acuíferos del que tradicionalmente se abastecen las localidades entrerrianas”, explicó en el “Cuestión de Fondo” (Canal 9, Litoral).
Nudelman sostiene que actualmente no se cuenta con las herramientas necesarias para hacer una gestión eficiente del agua. “Existe la necesidad de hacer un uso cada vez más adecuado al agua, cuya disponibilidad está en plena transformación. Y eso nos trae serios problemas, ya que el último período de sequía ha sido el más extenso del que se tenga registro. Ello trajo aparejado la disminución del agua de nuestra principal cuenca. Y esa bajante abrupta y extensa, originó la disminución en nuestra cuenca subterránea”.
Hace un tiempo, distintos Municipios entrerrianos le confirmaron al profesional que varios pozos se les habían secado. “El problema nos explota en la cara. Los pozos, hoy por hoy, no tienen ningún control: Ni de su nivel ni de su caudal. Además, debería controlarse a la salida de agua a boca de pozo los parámetros básicos como PH, temperatura, fluidez, conductividad, entre otros. Ello nos muestra si hay variaciones en la composición que sean significativas. Así, podremos saber si estamos en una situación de sobreexplotación de ese pozo, que es lo que debemos evitar. Y el problema es que nos encontramos con escasa información local en buena parte de los abastecimientos de agua de la provincia”.