Con la llegada masiva de visitantes y una ocupación casi completa durante el fin de semana, comenzó la temporada 2015 en el típico balneario de Villa Urquiza. El 8 de febrero arranca la maratón en su orilla y el 17, hay fiesta en la playa. Para el sábado y domingo, las más de 600 plazas en las cabañas, bungalows y complejos turísticos alcanzaban un 90% de reservas.
Pasó el frío tormentoso del 1º de enero y los que tenían un rato libre se volcaron a disfrutar de la playa y el río. El pueblo de Villa Urquiza, ubicado a 41 kilómetros de Paraná, es uno de los lugares predilectos no solamente de los entrerrianos de estas costas, sino también de muchos santafecinos, cordobeses y bonaerenses.
Playa y camping. Luego de pasar la “lanchita” con el peaje de la tasa de servicios municipales, por la bajada a la derecha está el camping y a la izquierda la playa. En la zona para acampar, los que van llegando buscan las mejores sombras de los enormes paraísos, cerca de las churrasqueras humeantes de sabrosos asados. La capacidad es para unas 300 carpas, divididas en “sector familia” y “sector juventud”. Los amantes de la pesca rastrillan el río en lanchas o desde el muelle, mientras otros demuestran sus destrezas acuáticas en motos de agua. Para quien quiera disfrutar de los 500 metros de playa arbolados con poca concurrencia de público, lo mejor es estar por la mañana, ya que el mismo escenario cambia rotundamente a partir del mediodía y a medida que avanza la tarde. En la parte del balneario donde el río tiene boyas para refrescarse en el agua bajo la mirada atenta de los guardavidas, hay tres bares instalados de los cuales siempre se abren dos, y el del fondo sólo cuando hay mucha gente. Esta concesión de “Paradores ADN” trabaja de corrido desde las 9 de la mañana hasta medianoche ofreciendo comidas, tragos y refrescos a precios accesibles. Además, los domingos llevan DJ para musicalizar en vivo y la idea para ese día, durante el verano, es presentar una banda al atardecer. Para la hora de la siesta ya se pone difícil encontrar estacionamiento en el muelle, por donde está el Monumento al Estibador (realizado por Manuel Eduardo Gericke, inaugurado en 1982, dos años antes que el Monumento al Pescador de Puerto Sánchez, de Paraná). Hay plaza para unos 60 automóviles, luego estos se tienen que ir ubicando en la bajada principal, donde está el gran puesto de tortas fritas y churros; o en la calle hacia la derecha rumbo al camino costero. Para quien busque economía, los kioscos y almacenes frente a la entrada de la zona de carpas son un poco más baratos que consumir con los pies en la arena. Sea desde la playa o desde el litoral del camping, observar la puesta de sol con la ciudad de Paraná a lo lejos es una de las postales imperdibles que ofrece Villa Urquiza.
Tranquilidad y paisaje. “Como siempre, se apunta a un público de familia, que se había perdido un poco pero que está volviendo a salir, más que nada en la parte de camping”, explica a El Diario María Estela Zach, encargada del Área de Turismo de la municipalidad local, anticipando las expectativas para la temporada 2015. “Se trabaja constantemente para mejorar un montón de cosas, la parte de paradores se hizo todo nuevo como para brindar un poco más de amplitud, mejor calidad y servicio. En la parte del camping siempre hay cosas para hacer, se va mejorando. Tratamos de que los turistas apuesten a Villa Urquiza, que es uno de los lugares más lindos que tiene la costa del Paraná, por sus playas, por la amplitud del camping y por todo lo que tiene que ver con el camino costero para la zona de pesca”, comenta María Estela, que nació en Misiones hace 48 años, pero que desde hace 15 eligió este rincón entrerriano para vivir. Entre los avances recientes, la funcionaria municipal indica que ahora la Villa cuenta con médicos permanentes, guardias activas y pasivas inclusive los fines de semana: “Es un servicio muy importante, no sólo para los turistas sino para la misma gente de la localidad”, señala. “En la playa hay mucha juventud, sobre todo en enero, la semana antes y después de la Fiesta de la Playa (ver recuadro). Febrero siempre es más familiar, pero siguen renovándose las visitas hasta fin de mes y principios de marzo. Vienen muchos santafecinos, un 60% te diría. Los paranaenses vienen más a pasar el día”, agrega. Según Zach, los principales atractivos del lugar son la tranquilidad y el paisaje. La población constante de la villa es de unas 3.500 personas, cifra que se cuadruplica o quintuplica durante el verano, sobre todo en los fines de semana. “El pueblo ha crecido mucho, hay loteos y casas de fin de semana nuevas. Recibimos muchas consultas para instalarse, de la oficina de turismo se los deriva al municipio o a alguna inmobiliaria que viene trabajando con la venta”, explica.
Propuestas. Villa Urquiza tiene un calendario de actividades con algunos destacados para los meses estivales. A fines de diciembre se hizo la “Navidad costera”, un clásico que se concreta en el barranco, donde está el ex anfiteatro. Consiste en un pesebre viviente con un grupo de baile de San Benito. “Es algo muy lindo y muy típico, relacionado con los pescadores, los isleños y costeros, adaptado a lo que es la cultura entrerriana”, resume María Estela. Para enero, el acontecimiento principal tiene que ver con la Fiesta de la Playa. En febrero, este año la Villa será sede de la Maratón Acuática Internacional (ex) “Hernandarias-Paraná”, que en 2015 será “Villa Urquiza-Paraná” ya que por cuestiones organizativas la carrera de nadadores más larga del mundo acorta distancias y arranca el 8 de febrero. En marzo, el pueblo se transforma en el lugar elegido por la gente de Nuestros Rumbos que llevan a cabo el maratón nocturno de turismo aventura por bañados, barrancos y playas, que en 2014 tuvo más de 600 corredores.
Viaje en la historia y otras excursiones. Para todos los días, sin esperar los grandes eventos, se puede visitar el Museo Regional Aceñolaza, un edificio situado en uno de los vértices frente a la plaza 1º de Mayo, que fue construido en 1860 poco después de la fundación de la Villa. Fue casa de Francisco Antelo entre 1877 y 1884, quien gobernaba la provincia durante esa época, y luego adquirido por José María Aceñolaza, que instaló en esa esquina uno de los principales comercios: el típico almacén-bar de campo, que funcionó hasta su cierre en 1986. Lo que hay en la vieja construcción son antigüedades y fotografías que los habitantes fueron donando para recomponer la historia de los primeros colonizadores y sus vidas cotidianas. La entrada es gratuita, pero además, durante estos meses los visitantes pueden encontrarse por ahí a un hombre de apodo “Querucho”, geólogo de profesión, que reside en Tucumán pero que cada año vuelve a su casa en Villa Urquiza. Es uno de los descendientes de Aceñolaza, portador de incontables anécdotas de cuando la despensa funcionaba como tal y él andaba detrás del mostrador. Para visitar el lugar con tiempo, recorrerlo tranquilo y poder conversar con los guías, conviene ir de mañana, ya que al atardecer, cuando termina la jornada de playa, es el momento de mayor concurrencia al museo. Otros dos paseos sin costo extra tienen que ver con las caminatas recomendadas (también se puede hacer en auto) por el camino costero de 6 kilómetros, al borde del barranco, y con el circuito de los cementerios: el viejo, el protestante y el católico, al que se le puede sumar el del Colegio de las Hermanas de la Providencia. Asimismo, hay circuitos productivos como la Escuela Agrotécnica o el Colegio de las Hermanas, que cuenta con un vivero; o los puestos en la plaza principal donde gente de la localidad y de las cercanías exponen sus trabajos artesanales. “Para enero, siempre se busca hacer eventos culturales en la plaza, muestras en el Museo Regional de cuadros, pinturas y libros, o reuniones de canto. Se trata de complacer a todo el público: niños, jóvenes y adultos”, completa Zach. Para los que deseen excursiones de pesca o safaris fotográficos en lancha, existen emprendimientos privados. En la oficina de turismo, abierta todos los días de 8 a 20, se brindan los contactos necesarios. Villa Urquiza se mete de lleno en la temporada 2015, proponiendo naturaleza, diversión, historia y tranquilidad.
El 17 hay fiesta en la playa
La Fiesta de la Playa, otro clásico de la villa, tendrá lugar este año el sábado 17 de enero. Desde las 16, en el balneario habrá música en vivo con la actuación de grupos tropicales, cuarteteros, y una “conocida banda” que será la sorpresa de esta edición. Además, música de DJs, escenario para los artistas y elección de la reina de la playa villaurquicense. Esta fiesta está organizada desde la coordinación de turismo de la Municipalidad local, y participan los paradores concesionados de la costa. “Es totalmente gratis, la gente sólo paga la tasa por servicio en la entrada, y tiene acceso a la fiesta, que dura hasta medianoche. Ya es típica de Villa Urquiza, viene muchísima gente de todas partes. El año pasado hubo 25 mil personas”, indica María Estela Zach.
Cómo llegar
Desde Paraná son 41 kilómetros por asfalto, pero hay una cortada por camino de tierra en buenas condiciones a la altura de La Picada, luego del puente del arroyo Las Conchas a mano izquierda. Otra posibilidad es tomar el camino de tierra de la balsa que cruza ese arroyo a 5 kilómetros de Villa Urquiza. Además de acortar la distancia en unos 20 kilómetros, la balsa es una atracción turística por ser única en su tipo: a tracción a sangre manipulada por un hombre. El servicio de micros entre la capital provincial y la villa comprende 6 viajes diarios, desde las 6 de la mañana hasta las 20.30, incluyendo los fines de semana.
Los precios de la temporada
¿Cuánto cuesta visitar, dormir o comer en la villa este verano? La tasa de servicios municipales, que se paga obligatoriamente para acceder a la costa (playa o camping) es de $10 por persona y por auto, $8 para motos, $25 los colectivos o camiones. Dormir en el camping tiene un costo por noche de $40 la carpa de 2 personas, $80 de 3 a 6 personas, $100 las de más de 8 o las casas rodantes de un eje, y $130 los colectivos o motorhome (dos ejes). Las cabañas y bungalows arrancan desde $400 por noche para 4 personas. Comer en los paradores: cervezas desde $25, pizzas desde $45, tragos desde $30, bebidas $15 las chicas y $30 las grandes. Siempre es más barato en la zona de camping (por $50 una pizza y una cerveza de litro), y hay pescadores que ofrecen el dorado fresco a $35 el kilo. Las excursiones de pesca de 6 horas van desde los $1.500 para 3 personas a $2.000 para 4, incluyendo combustible y carnadas (equipo de pesca aparte); y los safaris fotográficos de 3 o 4 horas por el río desde $1.200 a $1.500, para 3 o 4 personas.