Heinze jugó su último partido oficial, con Newell’s Old Boys de Rosario el domingo 18 de mayo. Fue empate ante Lanús, en Buenos Aires, 1 a 1. El futbolista entrerriano cerró una carrera exitosa en el ámbito profesional, donde hizo pie en 1997. Actuó en las ligas más importantes del mundo, ganó 11 títulos y está entre los 13 jugadores con más presencia en la Selección Argentina. Gabriel Iván Heinze nació el 19 de abril de 1978. Es el cuarto hijo varón de la familia. Se moldeó bajo los lineamientos del hogar conformado por mamá ‘Titina’ Amatta y papá Jorge.

Quizás lo conseguido sea un tributo a dos apellidos que dejaron sus huellas en la historia de Crespo, a principios del siglo pasado, cuando la población crecía sobre calles polvorientas.


 Su brillante trayectoria deportiva superó las varas futboleras impuestas por los integrantes de la familia, cada uno en su momento.


 


Su padre Jorge fue un destacado jugador local en la década del ’60. Sus hermanos también sobresalieron en diversas categorías de ascenso: Gustavo disputó los viejos regionales con Patronato y Hernán llegó a militar en la Primera B Nacional con varios clubes.


 


 Sin lugar a dudas que lo efectuado por Gabriel no tiene medida de comparación. Parecería ser inalcanzable por años o décadas para algún futbolista de estos pagos. Aunque, siempre rindió exámenes y estuvo bajo la lupa de los espectadores del cemento. ‘Sonry’, apodo ganado por la inconfundible mueca en su rostro en épocas de la infancia cuando utilizaba la celeste de Cultural o la verde Unión, devolvió paredes con logros a lo largo de casi dos décadas como futbolista profesional. Debutó en Primera de AFA, con la camiseta N° 30 de Newell’s Old Boys en la temporada 1997.


 


Menos de una decena de partidos pasaron y debió armar sus bolsos, con apenas 19 años cumplidos, para irse al viejo continente. Rosario ya no estuvo cerca para sus familiares, que debieron conformarse con verlo pocas horas en sus breves vacaciones.


 


 En Valladolid de España, su primera escala en tierras hasta ahí desconocidas por él, soportó la poca continuidad. En el horizonte deportivo apareció el Sporting Lisboa de Portugal, que sirvió para cargar oxígeno. Después volvió por revancha al Violeta español y comenzó a construir una carrera en franco ascenso. Edificada con buenos cimientos.


 


Emigró al fútbol francés para dejar instalado su perfume y estirpe ganadora en el París Saint Germain, donde fue dirigido por Luis Fernández. Los hinchas lo amaron y lo eligieron el mejor defensor de la historia en una encuesta. Ahí compartió equipo con el brasileño Ronaldinho, crack de los últimos tiempos. Una nueva mudanza lo llevó al Manchester United de Inglaterra, para compartir formación con el actual Balón de Oro Cristian Ronaldo. Y ser dirigido por Sir Alex Ferguson, quien llegó a confiarle la capitanía del equipo. Logró que en una vuelta olímpica, los ingleses coreen “¡argentino, argentino!”.


 


Real Madrid fue su nuevo destino. Ahí tuvo como entrenador al alemán Bernd Schuster. Otra vez España. La tercera fue la vencida porque llegaron títulos en ese país. Después el peregrinar deportivo lo llevó a Francia, al Olympique para ser parte de la columna vertebral que cortó la sequía de dos décadas sin títulos. Más tarde desembarcó en Roma, para completar su periplo por el viejo mundo con presencia en las ligas más importantes y competitivas: España, Italia, Inglaterra y Portugal.


 Como nunca le temió a los desafíos, volvió al club que lo vio surgir al profesionalismo: Newell’s. La entidad estaba complicada en lo económico y también en lo deportivo (acechaba el promedio del descenso). El regreso del ‘Gringo’ junto a otros ilustres de la ‘Lepra’, más la conducción de Gerardo ‘Tata’ Martino, sirvieron para moldear y darle forma a un equipo vistoso -halagado por el país futbolero- que jugaba bien. Coronaron ese momento con la obtención del certamen local de la AFA y una buena performance en la Copa Libertadores de América 2013 (quedaron eliminados en semifinales ante Atlético Mineiro que luego se coronaría campeón).


 


EL GRAN SUEÑO. Gabriel Heinze también pudo concretar lo anhelado por todo futbolista de nuestro país. Calzarse la casaca Celeste y Blanca, la sagrada de la Selección Argentina. Ahí también siempre debió rendirle exámenes al paladar del hincha nacional, sobre todo al de Buenos Aires. Marcelo Bielsa le abrió la puerta con la primera convocatoria, cuando ‘Gaby’ estaba en el PSG de Francia en el 2003. Debutó ante Libia, en un amistoso jugado el 30 de abril. Se incorporó a la renovación de un proceso que venía de una gran frustración en el Mundial de Corea-Japón 2002. Un crespense comenzaba a transformarse en pieza indiscutida en la decisión de Bielsa a la hora de armar el once titular. El técnico también lo eligió, junto al paranaense Roberto Ayala, para ser uno de los tres mayores en la selección Sub 23 que conquistaría la primera medalla de Oro para el fútbol argentino en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Incluso se dio el lujo de anotar un gol frente a Serbia y Montenegro.


 


Con la camiseta Celeste y Blanca también jugó dos Copas del Mundo, en Alemania 2006 y Sudáfrica 2010. En ambas llegó hasta cuartos de final. En la última edición le anotó un gol a Nigeria, transformándose en el primer tanto del equipo argentino en esa copa. Además, participó en dos Copa América. Fue subcampeón en Perú 2004 y subcampeón en Venezuela 2007 (en semifinales le hizo un gol a México). Intervino en partidos de Eliminatorias para los mundiales de 2006 y 2010. También disputó la Copa de las Confederaciones 2005 en Alemania (subcampeón). Totalizó 72 partidos, que lo ponen en el 13° lugar del ranking de futbolistas con mayor cantidad de  presencias con esta camiseta. Anotó 3 goles.


 


El retiro


 La primera impresión es que la hostil lesión en la espalda le ganó la pulseada al amor de ‘Sonry’ por la pelota y por el fútbol. Esa pasión que profesó desde muy chico, cuando andaba por las tranquillas calles de su Crespo natal. Por esa dolencia decidió bajarle la cortina a esta etapa de jugador. Por eso tampoco quedan dudas de que pronto vendrá -quizás antes de que arranque la temporada 2014/15- una segunda parte de su vida ligada al fútbol, ya como ayudante de campo (Bielsa lo tentó para volver al Olympique) o entrenador (confesó que le gustaría trabajar al principio con categorías formativas).


 


 El retiro del ‘Gringo’ dejará, sin lugar a dudas, un hueco en la parcela de los denominados ‘Caudillos’ del fútbol. El domingo se puso los cortos y los botines por última vez como profesional. Reconocido a nivel internacional e idolatrado en Newell’s, el ‘Gringo’ empezará un nuevo partido. Atrás quedaron años de glorias como jugador. Compartió equipo con grandes figuras, entre ellas Lionel Messi. Fue dirigido por destacados entrenadores que confiaron en sus condiciones y entrega: desde Jorge Griffa (el gran descubridor de talentos del fútbol argentino); pasando por Marcelo Bielsa, José Pekermann, Alfio Basile y Diego Maradona (en el seleccionado); Luis Fernández (en Francia), Alex Ferguson (en Inglaterra) y Gerardo Martino en Newell’s, entre otros.


 


 Gabriel Iván Heinze dejó de rendir exámenes, aunque hace tiempo que ya estaba graduado de Caudillo. Siempre con la bandera de Crespo que flameó desde su corazón.


 


José Luis Dalinger/El Diario