Repentinamente, con las primeras horas de la noche del martes, las versiones sobre el agravamiento de la salud de Alexis Ceparo, comenzaron a recorrer las redes sociales y mensajes de texto en los celulares con un clamor desesperado, de los numerosos amigos con que contaba el popular locutor de radio y futbolista de Cerrito, “Recemos por Domi, lo operan de urgencia”. Y la noticia más dramática llegó sobre las 2 de la madrugada del miércoles con el ya irreversible “Murió Alexis”. De allí en más, por estas horas en Cerrito, solo resuena como un inexplicable grito al viento “por qué pasó esto”.
No pasarán rápidamente los recuerdos del pibe, alegre, bonachón, buen jugador de fútbol y con facilidad para cosechar amigos. Aun retumban en los oídos de su audiencia, adolescente en su mayoría, la incomparable presentación en cada siesta cerritense de su “Siiiiiiin limites……..” con el que buscaba lucirse desde su selección musical, mostrando algunos pasajes con temas lentos, susurrando frases con un llamativo apego a románticas melodías.
La inesperada partida de Alexis, deja mensajes que mueven una profunda reflexión. Los más serenos tratan de analizar que habrá un antes y un después, del brutal crimen al joven. Cómo retomar la confianza hacia todos los habitantes de este pueblo, si repentinamente aparece desde una esquina, frente a la plaza, un criminal psicópata, que a pesar de su corta edad (22 años), supo acaparar una verdadera artillería debajo de su cama, jactándose de su delirio en una foto con la que se exhibía en su muro de facebook.
De ahora en más, en estos pueblos habrá que comenzar a repasar los ideales que nos permitan establecer límites al avance de los ejercicios más perversos de la tan temida globalización.
La violencia, la drogadicciòn, el ciberespacio con juegos alucinantes y la pérdida de los valores culturales parecen ir arrinconando cada vez más a los pequeños centros urbanos, que hasta no hace mucho tiempo mostraban con orgullo su pacifica mansedumbre pueblerina.
Es otro llamado de atención que debe llegar a todos, aflorando el compromiso de la participación y el deber de involucrarse en la lucha contra estos flagelos. Basta de tener que lamentar la irreparable pérdida de jóvenes ante la incomprensible introspección del “por algo será”.
Por la memoria de Domi, hagamos algo, luchemos para cicatrizar las profundas heridas que deja en esta sociedad su muerte y para que podamos seguir exhibiendo el rotulo de Cerrito “Un lugar para vivir”.
Guillermo Gegenschatz-Editor: Paraná Campaña – Diario Digital