La denuncia fue realizada en la Comisaría de Colonia Avellaneda por Ofelia Citera, una ingeniera agrónoma que vive y lleva adelante un proyecto de agricultura orgánica en un predio de poco más de seis hectáreas, junto al arroyo Sauce Grande. “Fui hasta la Junta de Gobierno para ver si alguien había informado que estaban fumigando y qué sustancia estaban aplicando, pero no se había cumplido con la obligación de dejar en la comuna una copia de la receta archivada, como exige la normativa vigente”, explicó la denunciante. A raíz del hecho, el juez de turno dispuso que llegue al lugar un equipo de Criminalística, que recolectó muestras de tierra de ambas márgenes del arroyo Sauce Grande, como así también de agua de ese curso y hojas de distintas plantas, donde podrían haber quedado gotas de agroquímico en caso de haberse aplicado por aspersión.

El lunes por la tarde la mujer sintió ruido de motores, y alrededor de las 18 comenzó a percibir un olor muy fuerte, seguido de hormigueo en la lengua y problemas para respirar. Consultó a una vecina que vive a 50 metros de su casa, y ésta le confirmó que también había sentido un aroma pestilente, y que por temor había optado por encerrarse en su casa con su pequeña hija.


Fuentes policiales indicaron que en los próximos días el juez de Instrucción tendrá los resultados de los análisis de laboratorio, que se realizan con un cromatógrafo gaseoso capaz de determinar con exactitud el elemento arrojado por los fumigadores.


La casa de Citera está a la vera del arroyo Sauce Grande. “Aquí había muchos más árboles pero desde que estoy viviendo yo, hace ya unos siete años, se perdieron casi todos. A algunos los sacaron y otros se fueron muriendo por efecto de los químicos” señala Citera, mientras baja hacia una playita del Sauce Grande, que separa su propiedad, de otro campo propiedad de un hombre de apellido Churruarín, que explota un chacarero apellidado Zamero, dedicado a la producción de verdura y también de soja y trigo. En ese predio, el lunes, asegura la ingeniera que fumigaron con agroquímicos, con un equipo de los denominados “mosquitos”, describió a El Diario.


“Ahora es tiempo de trigo, pero cuando plantan soja los porotos asoman sobre la barranca, porque siembran hasta el borde del arroyo” explicó la entrevistada. En esas condiciones, ante la primera lluvia cualquier producto aplicado sobre plantas y tierra se derrama indefectiblemente en el Sauce Grande. “Tengo exposiciones realizadas porque encontré peces muertos muchas veces”, agregó Ofelia Citera.


En un potrero que pertenece a otro predio que explota un hombre de apellido Satler, pegado a la casa de la denunciante, fumigaron y dejaron una franja de no más de 30 pasos, “sin respetar los cincuenta metros de distancia de toda vivienda, que disponen las normas vigentes”, dijo la denunciante. El pasto amarillo da cuenta de la aplicación de un matayuyo, unos siete u ocho días atrás. Soja, soja y más soja.


En ese caso, tampoco se sabe de qué herbicida se trata: “No dejaron la receta agronómica que debería estar archivada, con una copia en la Junta de Gobierno. La legislación vigente es clara: cuando se fumiga cerca de un caserío hay que dejar la receta en la sede del gobierno local. También debería figurar el nombre del responsable técnico que controló la tarea. Pero yo averigüé y no hay nada” aseguró la ingeniera.


Por este tipo de hecho llevo realizadas varias exposiciones policiales. Ayer una señora a la que le comenté el caso me respondió: ‘¿qué le vamos a hacer?’. Yo pienso que hay mucho por hacer, y lo primero es exigir que se cumpla la ley de agroquímicos y los decretos reglamentarios”, expuso la entrevistada.


Citera es ingeniera y estudia, entre otras cosas, agricultura biodinámica y diversos modos de producción alternativos al modelo del monocultivo. “El problema es que el derecho ambiental es algo bastante novedoso y desconocido. A la Policía de aquí le dejé un digesto con la legislación aplicable. La gente no sabe cómo actuar en estos casos. Lo primero es informarnos y defender nuestros derechos”, apuntó la dueña de la chacra “La vaca rumbera”.