La superpoblación de palomas está poniendo en peligro a la producción agrícola y ya afecta al 21% del total de la cosecha de girasol. Las zonas en riesgo abarcan: el noroeste de La Pampa, el este de San Luis, Entre Ríos, el sudoeste chaqueño, el extremo sur de Córdoba, el norte de Santa Fe, el este de Santiago del Estero, y algunos partidos de la costa bonaerense. En Entre Ríos, por ahora, todos pierden, excepto aquellos que poseen cotos de caza de paloma, que convocan a decenas de extranjeros y que no pueden creer cómo proliferan sus piezas favoritas.
Los productores estiman que las pérdidas representan unos US$ 282 millones y en total a unas 200.000 hectáreas que ya no se siembran para evitar inconvenientes. Desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria indicaron a Infobae que todavía no existe un plan para controlar la plaga.
El girasol -que tiene más expuesto su grano- es de fácil captura para estos animales. Las palomas pueden viajar entre 150 y 200 kilómetros por día para buscar alimento y la población se incrementa 3,6 veces por año. Además del girasol, también afectan al trigo, la cebada y el sorgo.
En la provincia. El pasado mes de noviembre, se conformó una Mesa de discusión sobre la problemática de la plaga de la paloma en Entre Ríos con el fin de encontrar una solución a la problemática articulando la visión y el conocimiento de todos los actores a nivel provincial.
Una de las hipótesis que manejan los biólogos y especialistas es que uno de los motivos de la reproducción reside en que el transporte de granos, al desplazarse por los caminos, van dejando caer grandes cantidades en toda la traza, lo que no sólo genera pérdidas importantes a las empresas sino que, involuntariamente, brindan condiciones ideales en momentos donde los campos no poseen cultivos que atraigan a las palomas.
Esto hace que en diversas fuentes las aves encuentren provisión, y puedan reproducirse más fácilmente, a pesar que poseen dos picos anuales de reproducción.