La sequía, que afecta con singular fuerza el sudeste y el sudoeste bonaerenses, la principal macrorregión productora, y la intervención oficial, la siembra del cultivo sería la menor en más de cien años; se reduce el abastecimiento interno.

Al borde del abismo, el trigo está otra vez en la encrucijada. Mientras el calendario va dejando paso a la habitual temporada de siembra, el cereal está otra vez, como el año pasado, ante un manto de incertidumbre. Luego de que en la campaña pasada cayera casi 50% su cosecha y más de 1,16 millones de hectáreas la superficie, el futuro del trigo para este ciclo es toda una incógnita. Y eso asusta. Entre proyecciones de que podría implantarse el área más baja en más de cien años y de que la Argentina se aproxima, de no revertirse la situación, a un horizonte de importación, el panorama no es alentador.


Como en la campaña pasada, varios problemas ponen hoy al trigo contra las cuerdas. Por un lado, en el sudeste y el sudoeste bonaerense, donde se realiza casi el 30% de la siembra a nivel país y el 60% de la producción, los productores están con una dura sequía. Allí falló la recarga de perfiles que solía ocurrir durante marzo y abril y ahora las chances de siembra se complican. En el sur la siembra se realiza desde mediados de junio a fines de julio y hasta principios de agosto.


Por otro lado, el cereal sigue con un mercado políticamente intervenido, con cierres de exportaciones. Encima, las retenciones (23%) siguen complicado la ecuación de rentabilidad. Pero, además, el productor tiene un horizonte de precios bastante más bajos que los que podía suponer el año pasado, lo que no lo incentiva a sembrar. “En mayo de 2008, el promedio del precio del trigo para entrega enero 2009 era 207 dólares. Eso era un horizonte con 28% de retenciones. Pero ahora para enero 2010 hay 144 dólares, con 23% de retenciones. Hoy el trigo posee 63 dólares menos que a igual fecha del año pasado”, señaló Gustavo López, de Agritrend. Según Ricardo Baccarin, de Panagrícola, los productores buscan de los US$ 160 en adelante para sentirse “compensados”.


En líneas generales se proyecta que el área se reducirá en más de un 20 por ciento. Esta semana, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó que se cultivarían 3,7 millones de hectáreas, 18,6% menos que en el ciclo pasado, lo que sería una baja histórica. Hace quince días, el consultor de Agritrend proyectó dos escenarios: 4,05 millones de hectáreas y 3,82 millones de hectáreas. En ambos casos se trataría de la menor siembra desde 1902/1903, cuando hubo 3,7 millones ha.


Esto encendió la alarma sobre el abastecimiento interno. Según López, aún con esta baja en la siembra se podría lograr 8,7 millones de toneladas, si el clima y los rindes acompañan, lo que superaría un consumo de más de 6 millones de toneladas. Para Sean Cameron, presidente de Aaprotrigo, en el actual escenario la producción “está comprometida”.


Zona complicada
Con todo, hay que mirar la macro región del sudeste y el sudoeste bonaerense. “Hoy tenemos toda esta zona con seca. Según los lugares, en lo que va del año llovió entre 150 y 170 mm, contra 300 mm del año pasado. El año último no veníamos con un perfil tan vacío, pero ahora sí”, señaló Guillermo Cavalleri, de Ceres Tolvas. Señal de que merma el interés e influye la seca, la empresa donde trabaja tenía una proporción de 45/50% de trigo hace cuatro años, pero ahora esta relación está casi a la mitad. Pedro Zubiri, productor de Tandil, este año le va a sacar al trigo 200 hectáreas. Reducirá el área de 900 a 700 hectáreas y quien ganará las 200 ha será la cebada. “Con cebada tengo 15/16% más de ganancia”, dijo.


Según pudo saber LA NACION, la firma Los Grobo bajaría un 60% la siembra del cereal en el sudeste.


Igual, la falta de agua complica al corazón triguero. “Para estar bien hacen falta 150 milímetros. No obstante, la recarga normal de marzo y abril ya falló. Si no llueve el área puede ser catastrófica”, dijo Cameron.


La preocupación está instalada entre los técnicos. “Si las condiciones climáticas se restablecieran y los perfiles se cargarían, la superficie de fina caería un 30/40 por ciento”, precisó desde Tres Arroyos Guillermo Pailhé, asesor y técnico de Aapresid. Pahilé apuntó que, como estrategia, además de la concentración de nutrientes, allí están evaluando la cantidad de agua que tienen los lotes y proyectando la siembra donde hay mayor fertilidad.


Martín Larraburu, gerente de Agroservicios Pampeanos SA (ASP) Pieres, trazó un probable escenario de siembra en campos propios y alquilados. “En el primer caso creo que la superficie va a ser similar a la de la campaña pasada, puede variar, pero no va a tener gran incidencia. Mientras que en el segundo caso, según lo que se percibe, la superficie puede caer bastante, un 30/40 % aproximadamente”, comentó. Según Luis Calvo, de Agros Soluciones, ya hay productores que piensan en “ir directamente a la soja”.


Por lo pronto, otro termómetro para observar el nivel de entusiasmo es lo que ocurre con el mercado de insumos. “Los proveedores de la zona no estamos recibiendo todavía reservas de semillas o son muy escasas. Lo mismo pasa respecto a fitosanitarios. Menor todavía es la inquietud respecto a los fertilizantes”, afirmó Carlos Calvo, director de Red Surcos. “No estamos teniendo consultas de insumos”, agregó Alejandro Erasun, de la Consultora Agropecuaria Juárez, de Benito Juárez


Francisco Firpo, director de Nidera Semillas, también acercó su visión. “La venta de insumos para trigo viene retrasada, la seca continúa y el productor no define hasta que tenga un pronostico más concreto de recarga de los perfiles del suelo”, indicó Firpo.


En materia de márgenes, según un estudio del Area de Investigación y Desarrollo de Aacrea, con arrendamiento y 35 quintales en Tres Arroyos el resultado de la producción para 2009/2010 sería negativo en 10 dólares por hectárea. Con 40 quintales en cebada el resultado sería en contra en -6 dólares por ha. Cavalleri, que prevé una baja del 50% de los alquileres, realizó otro análisis. “Los cultivos de invierno requieren una inversión por hectárea de entre 330 y 400 dólares (el año pasado en trigo se trataba de US$ 650 en campos alquilados), mientras que la inversión de la soja ronda entre 250 y 270 dólares por hectárea. Con estas inversiones, los márgenes esperados para el trigo alcanzan los 30 dólares, mientras que en soja oscilan entre US$ 80 y 100 por hectárea”, afirmó. La soja saca ventaja.


Los fertilizantes registraron una cierta baja. Y esto le quita un poco de presión a la ecuación del cereal. “A misma fecha de precampaña, los fosfatados bajaron un 45% y los nitrogenados un 20%. En abril de 2008 un kilo de fósforo se pagaba con 20 kilos de trigo y hoy se paga con 17. La relación fósforo/trigo tienden a estabilizarse”, señaló Eddy Fay, director de Mosaic. En líneas generales, el cereal tiene un consumo que varía entre 350.000 y 500.000 toneladas de fertilizantes. “Para esta campaña estamos estimando que podría ser cercano a la primera cifra”, concluyó Fay.


Por Fernando Bertello
LA NACION