Según los organizadores la peregrinación consiguió duplicar la convocatoria de 2008, y en su punto de mayor presencia reunió a unas 20 mil personas. La vuelta a sus puntos de origen de los últimos peregrinos –llegaron desde distintos puntos de la provincia— comenzó recién pasadas las 20 de anoche, al finalizar la misa que Maulión presidió en La Loma. Durante su homilía el prelado dijo que la pobreza “afecta a muchos, una pobreza que en algunos casos es indigencia, y en otros, es la ausencia de las cosas que se necesitan para vivir”. Aunque el clima primaveral acompañó la jornada diurna, el tramo nocturno, el más difícil, entre Cerrito y El Palenque, entre las 2 y las 5 de ayer, quebró la voluntad de varios peregrinos, doblegados por las bajas temperaturas y el cansancio. Aún así, según resaltó el padre José María Zanuttini, párroco de San José de Hasenkamp, se vivió un clima de alegría a lo largo de todo el trayecto.

Fue al término de la peregrinación que unió Hasenkamp con Paraná, 90 kilómetros durante más de un día, que consiguió reunir a unas 20 mil personas.


El arzobispo de Paraná, Mario Luis Bautista Maulión, volvió a condenar ayer los crecientes índices de pobreza e indigencia, tal como lo había hecho el pasado 29 de septiembre durante la festividad del patrono de Entre Ríos, San Miguel.
Esta vez, fue ante un marco multitudinario de fieles que se concentraron ya al caer la tarde en el Santuario de La Loma, en el barrio Paracao, en la culminación de la 27° edición de la Peregrinación de los Pueblos.


De acuerdo a los datos que brindaron los organizadores, este año la peregrinación, que partió el viernes, a las 17, desde Hasenkamp, y recorrió 90 kilómetros a lo largo de 26 horas, consiguió duplicar la convocatoria de 2008, y en su punto de mayor presencia reunió a unas 20 mil almas.


Era la reedición de una iniciativa que ya pasó su cuarto de siglo de vigencia, y que fue originada en 1983 por dos jóvenes hasenkampenses, Jorge Quiroz y Amelio Rodríguez, que este año volvieron a estar presentes, encabezando la peregrinación.


COMPROMISO.
El padre José María Zanuttini, párroco de San José de Hasenkamp, comentó que se vivió un clima de alegría a lo largo de todo el trayecto.


“Nunca había hecho esta peregrinación, así que me sorprendió en muchos sentidos”, contó, en el anteúltimo descanso, en Sauce Montrull. Allí, bajo un sol radiante de mediodía, los peregrinos dejaron la devoción por el almuerzo, algunos incluso con un asado de campaña. Al rato, ya estaban de vuelta en camino hacia el destino final.


En La Loma, Maulión instó a los fieles católicos a “abrirse a un estado de misión permanente” y a expresar la fe no sólo en palabras sino en hechos. “Queremos sentirnos ungidos a amar como él nos amó. Y como nos pidió: que amáramos en especial a los que más necesitan, porque menos tienen, menos pueden, o menos saben. Por eso, sentimos la urgencia de dar a conocer a Jesús con palabras pero también con hechos”, subrayó.


“El mundo en el que vivimos, nuestros ambientes, el mundo que estamos construyendo, el mundo que estamos sufriendo, necesita el testimonio claro y convincente del creyente en Jesús. Como Nación nos estamos encaminando hacia el Bicentenario de nuestra patria, y tenemos que hacerlo en justicia y solidaridad. Y eso significa para el creyente un trabajo personal y comunitario en las grandes necesidades que está teniendo nuestra sociedad, que estamos teniendo todos. Un esfuerzo constante y permanente para superar el escandaloso hecho de nuestra pobreza”, aseveró.


Luego, puntualizó que “la pobreza afecta a muchos, una pobreza que en algunos casos es indigencia, y en otros, es la ausencia de las cosas que se necesitan para vivir, desde la casa y la habitación, hasta la educación y la familia”.


Algo parecido había dicho en la misa de San Miguel. Entonces, instó para que “en un incansable proceso, se pueda superar la pobreza, que, guste o no, es un escándalo, siempre”. Y dijo que “necesitamos, más que lamentarnos, trabajar para la superación de esta pobreza”.


DIALOGO SOCIAL. Pero a la necesidad de superar el “escándalo” de la pobreza, convocó, no sólo a los católicos, sino a todos, a iniciar un camino de “reconciliación”, sobre el que no dio mayores precisiones.
“El trabajo tiene que llevarnos a que avancemos en otra gran necesidad de nuestra sociedad: la reconciliación y la capacidad del diálogo. A llevar una convivencia amistosa, fraternal, nunca de enfrentamiento ni de contradicciones”, sostuvo.
Al respecto, postuló que “como creyentes, necesitamos tomar mayor conciencia de que somos y tenemos que ser verdaderos ciudadanos, no simples habitantes de un territorio, sino con un compromiso por la sociedad en la que nacimos y que formamos. Y animar así una convivencia fraternal. Este es el testimonio. Esto es lo que hoy se necesita para anunciar a Jesús”.
Luego, dedicó un párrafo al rebaño que pastorea, la comunidad de sacerdotes, en el año en el que el Papa Benedicto XVI designó como el “año sacerdotal”. En ese sentido, pidió más “fidelidad” a los presbíteros, y un aumento en las vocaciones sacerdotales. 
“Hemos querido rezar por los sacerdotes, y junto con ellos, rezar por su fidelidad, su crecimiento en el Señor, su ministerio sacerdotal, y por el aumento de vocaciones a la vida sacerdotal”, dijo. Fuente el Diario de Paraná.