En muchas granjas productoras de huevo de Crespo se han registrado bajas en los planteles que van desde las 600 hasta las 1500 aves, y lo propio ha sucedido en aquellos galpones de crianza de pollos que no tienen la tecnología nueva de riego por aspersión y grandes ventiladores. Las aves no soportan las temperaturas máximas del verano y esta primavera se anticipó con un nivel de calor pocas veces registrado en octubre. Esa consecuencia se paga con destrucción de capital, porque en avicultura se trabaja con un capital vivo y siempre expuesto a riesgos sanitarios y climáticos, consignó Paralelo 32.