Una hectárea puede producir más de 3.400 kilogramos de soja en la zona núcleo maicera y en la misma porción de tierra se alimentará a una vaca que podrá superar los seis mil litros de leche por año. Sin embargo, la rentabilidad bruta sojera es de un 50 por ciento, mientras en la misma superficie un tambo brinda el 30 por ciento de ingresos comparativamente hablando. Este cálculo surge de estimaciones realizadas sobre la base de estudios de la Secretaría de Agricultura de la Nación, que proyectó los costos que tiene cada actividad. Según técnicos de la Estación Experimental del INTA Paraná el antecedente más cercano a la actual crisis, ocurrió entre los años 1999 y 2002 cuando los resultados económicos negativos para el productor originaron “una importante pérdida de establecimientos tamberos”, del 21 por ciento.
Producir una hectárea de soja dejaría en la actualidad una rentabilidad bruta promedio de alrededor del 50 por ciento, mientras que la misma superficie tambera apenas arrojaría el 30 por ciento de los ingresos previstos.
Este cálculo surge de estimaciones realizadas sobre la base de estudios de la Secretaría de Agricultura de la Nación, que proyectó los costos que tiene cada actividad.
Esto explica por que muchos productores están reconvirtiendo sus campos con tambos en tierras cultivadas con soja, cuyo precio internacional está en ascenso y con perspectivas de copar terrenos, con el consecuente desabastecimiento del mercado lácteo, clave para la alimentación.
Guillermo Houssay, veterinario que asesora siete tambos en San Martín de las Escobas, a 70 kilómetros de Rafaela, señaló que “la única forma de competir contra la soja es con un 85 por ciento de eficiencia, porque “el paquete de la soja es muy acomodado y tienta a la gente a dejar de trabajar a cambio de arrendar”.
Una hectárea puede producir más de 3.400 kilogramos de soja en la zona núcleo maicera y en la misma porción de tierra se alimentará a una vaca que podrá superar los seis mil litros de leche por año.
Houssay analizó que en la cuenca lechera santafesina, grandes productores tamberos deberían cosechar casi 4,5 toneladas de soja por hectárea al año para alcanzar los beneficios que hoy les da la actividad lechera.
El especialista asesora 800 hectáreas de tambos, con mil vacas lecheras, en una zona donde los rindes habituales de soja no superan los 25 quintales (2,5 toneladas) promedio por hectárea.
En el ejercicio julio-2006/junio-2007 los costos de producción de los tambos que asesora Houssay fueron de 24 centavos el litro, y el margen bruto por hectárea, de 1.903 pesos.
“Comparando estos resultados con la producción de soja en esos campos, y ocupando la misma cantidad de hectáreas, se tendrían que alcanzar rindes de 44 quintales por hectárea”, dijo el asesor.
En cambio, en la región del Abasto Sur, que se extiende desde la localidad bonaerense de Cañuelas hacia el este, hasta el Atlántico, la producción tambera tiene márgenes brutos inferiores a los del cultivo de la soja, por lo que la tentación de cambiar de explotación es grande.
En esta zona, que incluye a Cañuelas, Brandsen, Navarro, Lobos, entre otras localidades, una hectárea puede producir entre 1.800 y 2.400 kilogramos de soja (800 pesos de márgenes brutos, en seis meses), el productor tambero obtendrá por día 13,4 litros diarios de leche, alrededor de 750 pesos por hectárea.
La opción de volcarse al cultivo de la soja, enfrenta a dos actividades muy diferentes. Se calcula que la producción de leche ocupa como mano de obra a cuatro personas cada 100 hectáreas, mientras que en la soja se estima un trabajador cada 500 hectáreas.
“La lechería es una de las actividades, junto con la construcción, que más empleo da en la Argentina”, indicó el médico veterinario Rodolfo Murray, autor de un programa de cálculo de costos de producción lechera que surge de la aplicación de 700 variables.
El especialista explicó que “una unidad productiva promedio de 180 vacas en ordeñe”, permite que “en forma directa e indirecta vivan unas 180 personas, entre trabajadores y sus familias, transportistas de leche, profesionales ligados al campo, estaciones de servicio, gomerías de los pueblos y de las pequeñas y medianas industrias que procesan la leche”.
Murray advirtió que podrían desaparecer “pueblos “que hoy viven de la actividad lechera”.
Fuentes del Instituto Nacional de Investigaciones Tecnológicas (INTA) indicaron que el costo de producción de leche en el tambo oscila entre 75 y 80 centavos, por encima del precio de 73 centavos fijado por la Secretaría de Comercio de la Nación y que deberá regir a partir de enero.
La presión que este precio significa sobre la rentabilidad tambera puso en el tapete la alternativa de que cierren establecimientos lecheros, merma que respecto del año 2006 ya fue del 9 por ciento.
El antecedente más cercano a la actual crisis, según técnicos de la Estación Experimental del INTA Paraná, ocurrió entre los años 1999 y 2002 cuando los resultados económicos negativos para el productor originaron “una importante pérdida de establecimientos tamberos”, del 21 por ciento.
Fuente: La Opinion de Rafaela