Independiente de Hernandarias no lo dio por perdido jamás y lo terminó ganando en tiempo adicional. Sabía que debía ganar el partido para seguir prendido y el premio a la convicción y coraje apareció a los 46 minutos del segundo tiempo cuando el partido moría y Palermo saboreaba una unidad para culminar la primera ronda como único puntero. Roberto Aguirre se infiltró entre los centrales y entrando al área ya sin marca sacó un disparo corto, porque Morales muy atento salió a atorarlo. La pelota fue impulsada sobre la izquierda por donde entró el lateral Cejas quien con mucha frialdad midió un remate colocado para que el balón llegara a la red con arco sin defensa.

El representativo de Paraná Campaña lo ganó de guapo, en un partido, sin fútbol, sin claridad, sin un juego generoso. Pero un encuentro que tuvo situaciones muy propicias para ambos en los arcos, que fue lo que realmente marcó distancias entre uno y otro.


EQUILIBRADO. El primer tiempo fue equilibrado, pero la profundidad en los avances estuvieron del lado del elenco paranaense. En un cuarto de hora el conjunto de Claudio Sangoy merecía ir ganando porque tuvo tres oportunidades de gol, que llevó al arquero Luchessi a convertirse en el más loable defensor de Independiente. El arranque fue el momento de Palermo, por ser el mejor acomodado en el mediocampo y por la rapidez de sus delanteros para ganarle a la última línea rival. Después llegó también la oportunidad para el local. Sin avances claros, sólo con pelotazos.


PENAL FALLADO. El Rojo tuvo sus ocasiones con pelotas detenidas. Así el volante Simon, logró dos cabezazos peligrosos. Aunque la mayor posibilidad de apertura del marcador estuvo a los 27 minutos en los pies del propio Simon. Cuando el árbitro a instancias de uno de sus asistentes determinó un penal por mano dentro del área. Finalmente el arquero Morales, negó esa posibilidad de gol al dueño de casa.
Sobre los últimos minutos volvió a crecer la visita y Barrios tuvo dos posibilidades. Una de ellas un tiro libre que Luchessi mandó al córner y un mano a mano que Barrios la envió por arriba del horizontal.


POCAS EMOCIONES. El segundo tiempo fue monótono, sin supremacías. Ninguno fue capaz de armar un juego que permitiera crecer en el terreno y menos aún para desequilibrar al adversario. Sólo se cuenta dos momentos mayúsculos, quizás desencontrados con el trámite que ofreció el cotejo y cargados de dramatismo y emoción. Primero fue para Palermo. A los 24 minutos Barrios ganó una posición por izquierda y su disparó fue tapado por el arquero, tras el rebote el mismo delantero volvió a rematar y el balón dio en el travesaño.
Diez minutos más tarde, Marín que había ingresado para Independiente, entró por derecha y sin titubeos sacó un disparó que dio en la base del poste derecho. El rebote lo tomó Martínez, pero el arquero Morales desvió la trayectoria al córner.


SORPRESIVO FINAL. El epílogo fue un ida y vuelta. Sin ver en cada ataque algo que presagiara un final como el que se dio. Porque Palermo se mostró conservador frente al punto que tenía en sus manos para colocarse solo en la cima de las posiciones al cabo de la primera rueda y porque Independiente no tenía más peso ofensivo que el que había ofrecido. Sin embargo el equipo de Antonio Galeano siguió intentándolo, con tesón y perseverancia, hasta que llegó algo del triunfo, dejando todo como al principio del campeonato.
  
Aldo Leonardussi- El Diario-.