Entre 1,5 y 2 millones de cabezas ya volvieron al hogar, las islas y campos bajos del río Paraná, luego de la creciente de marzo y abril de 2007. Sin riesgos inmediatos, poco se ha hecho para una nueva emergencia hídrica. Para el responsable del Proyecto islas del Senasa, que el año pasado alertó a los productores ganaderos entrerrianos sobre lo que se venía – con escaso eco-, el horizonte de cierta tranquilidad “no debe hacernos olvidar lo que pasó”.
“Hemos recibido inquietudes a partir de lo que sucedió en Salta, con las lluvias y la crecida del Bermejo”, comentó a Campo en Acción el medico veterinario Edgardo Churruarín, funcionario de la Dirección Nacional de Sanidad Animal, oficina que depende del Senasa.
La información del INA (Instituto Nacional del Agua) relativiza el impacto del fenómeno meteorológico hacia el Paraná Medio e Inferior.
“No entraña riesgos para nuestra zona, ya que la creciente quedará diluida antes de llegar al Paraná” agrega Churruarín.
Para el responsable del Proyecto islas del Senasa, que el año pasado alertó a los productores ganaderos entrerrianos sobre lo que se venía – con escaso eco-, el horizonte de cierta tranquilidad “no debe hacernos olvidar lo que pasó”.
“Lo que vemos es que La Niña es muy volátil…se anunció sequía y está lloviendo más allá de los pronósticos” sostiene, sobre los vaivenes climáticos que tienen a mal traer a los pronosticadores.
Lo que hay que tener en cuenta
Las islas ya fueron repobladas, luego de la creciente de marzo y abril de 2007. Entre 1,5 y 2 millones de cabezas ya volvieron al hogar, los campos bajos e islas del río Paraná.
“El productor no debe olvidar que el ganado se encuentra en un ecosistema de alta vulnerabilidad”, recordó el profesional.
En los últimos años, producto del cambio climático, se han sucedido fenómenos meteorológicos que “no pueden dejar de ser tenidos en cuenta” apuntó Churruarín.
Esos fenómenos fuera de agenda refieren a lluvias intensas con tormentas que producen anegamientos locales, como los sucedidos en Gualeguay, lo ocurrido con el río Salado en Santa Fe, el Santa Rosa en Goya y el río Corrientes, son anomalías “que no deben olvidarse”.
“Hay microzonas que con intensas lluvias provocan problemas locales o regionales” advirtió el funcionario, recordando que la inversión en infraestructura para enfrentar emergencias – barcazas o puertos- “no es demasiada”.
“Este es un tema que hay que trabajar. Es cierto que no es algo que se pueda resolver de un día para el otro, pero teniendo en cuenta que el escenario climático puede variar en 2, 3 meses, hay que acelerar esto”.
Por último, Edgardo Churruarín asumió que “nos tenemos que poner a hacer los deberes en cuanto a la infraestructura para la creciente que, en algún momento, volverá a llegar”.
Emilio Ruberto – Campo en Acción