Detrás de la protesta del campo, la pelea de fondo de los productores es por lo que consideran una presencia cada vez más alta, “intolerable”, del Estado en los resultados de su producción. Economía defiende las retenciones móviles. Concretamente, tanto los que responden a las entidades, que llamaron al paro, como los “autoconvocados”, que hoy están en las rutas más allá de lo que deciden los dirigentes, tienen la sensación de que cada vez más están produciendo para que otro se lleve los ingresos sin soportar el menor riesgo climático y sin gastar un peso para sembrar. Algunos intendentes ya están alzando la voz por ello. “A las provincias que producen y municipios que aportan no les devuelven nada”. ¿Dónde está la mejor distribución de la riqueza? Está concentrada en un gobierno nacional sin ideas, sin imaginación, sin creatividad, sin inteligencia, sin un proyecto de país que nos albergue a todos.
“Cada diez hectáreas cosechadas, independientemente del rinde obtenido, el Estado pretende disponer por retenciones de 4,5 hectáreas libres. Con las 5,5 hectáreas restantes debemos hacer frente a los impuestos de ley, nacionales, provinciales y municipales, que afrontamos en conjunto todos los ciudadanos, prever las inversiones para la próxima siembra y vivir”, se puede leer por estos días en un volante distribuido por productores autoconvocados de Tandil a miles de turistas, que visitan esta ciudad bonaerense en Semana Santa.
Una proyección parecida comentaba el miércoles pasado, en medio de un gran acto y corte de ruta en San Pedro, un productor de Los Cardales. Allí, con palabras sencillas, Julio Castillo explicaba el impacto de las retenciones en soja (aumentaron del 35 al 44,1%): “Si hacés 100 hectáreas, hoy 44 son para el Gobierno”. Quizá para contener un poco la embestida de los productores, en las últimas horas fuentes del Ministerio de Economía mandaron el siguiente mensaje: “Por la caída de los precios internacionales de los últimos días (la cosecha de soja se depreció alrededor de un 15%), la retención, que estaba en el 44,1% con el nuevo esquema de derechos móviles, ahora estaría en 40 por ciento en soja, cuatro puntos más baja que la anunciada”, afirman.
“El dato novedoso -agregan- es que con la baja de precios también bajan las retenciones. Si se hubiera anunciado un esquema fijo, el productor de soja estaría pagando el 44%. Como el precio cayó más del 10% desde el día del anuncio, ahora paga el 40%. Esto equivale a un ahorro para el productor de aproximadamente 60 pesos por tonelada. Y si los precios continuaran cayendo, la alícuota acompañaría la caída, al mitigar los efectos de la baja sobre el productor”, agregó la fuente de Economía.
No obstante ello, las medidas exasperaron a los productores, que han hecho otras cuentas más. Por ejemplo, Alberto Marchionni, productor del sur de Santa Fe, hizo una y otra vez los números y llegó siempre a la misma conclusión: perderá 800.000 dólares por las retenciones en la soja. La cifra, impactante, esconde otra aun más contundente: Marchionni está al frente de una empresa que ya aporta más de cinco millones de dólares en derechos a la exportación, entre todos los cultivos que siembra.
Los 800.000 dólares, que ahora resignará, equivalen a la compra de 25 camionetas de unos 100.000 pesos o el sueldo mensual, a 2500 pesos, de 1000 empleados.
En la movilización en San Pedro, había productores agropecuarios que repetían otra cosa: “El Gobierno se lleva cuatro de diez camiones y en los costos se van casi seis de diez [hay fertilizantes que subieron el 140%, y un herbicida como el glifosato aumentó 3,5 veces en los últimos años)”. Los costos son otra faceta que se vincula también con la medida de protesta.
En rigor, en Nueve de Julio, otro de los centros de la protesta rural durante esta semana, César Matutis, oriundo de Carlos Casares, señalaba además que por las retenciones subió el costo o rinde de indiferencia, una cuenta que hacen en el campo y que permite definir a partir de qué nivel se gana plata o hay un empate.
Matutis había hecho los números para ver si alquilaba campos. Antes de las nuevas retenciones, el rinde de indiferencia en soja se ubicaba en 3000 kilos por hectárea; luego de los nuevos derechos a la exportación, aplicados desde el 11 del actual, ese número saltó a 3300/3400 kilos por hectárea, una producción que no es fácil de alcanzar todos los años en su zona. Y sólo para salir hecho en campos alquilados.
Dato contundente
Con todo, un dato que también sacó el productor Alberto Marchionni es contundente: sin contar el resto de los impuestos que gravan al sector, en soja el Estado se queda con el 74 por ciento del resultado de la producción. Ese cálculo surge suponiendo que las retenciones sean un impuesto a las ganancias del productor cuando, en realidad, se aplican sobre la facturación.
Por otra parte, detrás de la actual pelea del campo con el Gobierno está la batalla por la distribución de las retenciones, ingresos impositivos que por provenir del comercio exterior no son coparticipables entre la Nación y las provincias.
Algunos intendentes ya están alzando la voz por ello. “A las provincias que producen y municipios que aportan no les devuelven nada. ¿Dónde está la mejor distribución de la riqueza? Está concentrada en un gobierno nacional sin ideas, sin imaginación, sin creatividad, sin inteligencia, sin un proyecto de país que nos albergue a todos”, dijo Marcos Rodrigué, un productor devenido intendente de Inriville (Unión Vecinal), un pueblo del sudeste cordobés de 4000 habitantes.
Por otra parte, un informe de la consultora Econométrica advirtió que el nuevo esquema de retenciones aplicado por el Gobierno implica aplicar precios máximos para los granos. Y agregó: “Imponer retenciones con precios máximos, de los cuales se está sumamente cerca, convierte al Estado de socio en dueño del negocio de la soja, y al productor, de dueño en empleado del Estado”.
Fuente: Fernando Bertello – La Nación