En las últimas semanas, el dirigente gremial agropecuario Alfredo De Angeli, nacido en María Grande, estrechamente vinculado a familiares y amigos residentes en esta ciudad, ha tenido alta exposición en los medios nacionales al llevar la voz cantante de uno de los sectores más irreductibles del conflicto del campo. Exhibiendo una personalidad noble y sincera, supo expresar la preocupación de los productores y transmitirla a través de cuanto medio periodístico tuviese a su alcance, generando una reacción a su favor de ciudadanos comunes que se manifestaron hasta en los barrios mas prominentes de la ciudad de Buenos Aires.
Eduardo Bruno, relata en Maria Grande al Día, algunos aspectos de los comienzos del dirigente agropecuario que adquirió mayor reconocimiento e n los últimos días. En los días finales del paro, ya no era uno sino dos “De Angeli”, cuando el periodismo empezó a ocuparse también de su mellizo Atilio.
Alfredo De Angeli de adolescente
A tres kilómetros del centro de María Grande hubo un caserío tradicionalmente denominado como paraje “La Tentación”, pero en la práctica, para cualquier referencia se lo ha nombrado como “lo De Angeli”; un lugar que se integra cada vez más a la ciudad con la instalación allí de la Sociedad Rural, el frigorífico y gente que se va afincando en la vieja Ruta “G” ahora Avenida Presidente Illia.
Allí vive doña Margarita, de 83 años, viuda, madre de diez hijos, dos de los cuales han tomado mucha notoriedad en los últimos días: los “melli” Alfredo y Atilio De Angeli, a los que a cada momento estamos viendo por televisión en los principales canales del país, con ese generalizado orgullo pueblerino de conocer a alguien que adquiere notoriedad.
Doña Margarita se casó allá por el año 1946 con Antonio Teodoro De Angeli, que por ese entonces tenía 30 hectáreas propias y arrendaba otras chacras, según nos relata ella ahora.
Antonio ya había participado en la Federación Agraria en los años 50, y fue uno de los más entusiastas entre los fundadores de la Sociedad Rural de María Grande, en el año 1966, que se afincó allí al lado nomás, en dos hectáreas que le vendió a la flamante institución.
Vale aclarar aquí que esta Sociedad Rural, creada a instancias del Gerente de Banco Nación de aquel entonces -don Oscar Bonansea- siempre fue algo atípica en cuanto a la idea que tenemos por tal institución, ya que agrupa a productores medianos y chicos -lo normal de la zona-, y de los veinte fundadores dos como excepción pueden haber sido propietarios de 400 hectáreas; todo el resto menores.