Cerca del 5 % de los tambos de la Argentina cerraron y un estudio privado prevé que por la deficiente situación de producción actual por la puja de precios, se cerrarán entre 5 y 7 % de unidades productivas en los próximos seis meses. La producción lechera en el país se encuentra en franco descenso desde hace varios años y el agravamiento del conflicto que mantienen los productores con el Gobierno Nacional oscurece las perspectivas de una actividad que debería estar con mejores indicadores dado el favorable contexto internacional.
Ese es el diagnóstico de Ricardo Osella, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona CARTEZ), que aglutina a las entidades de Córdoba.
El titular de CARTEZ estima que la producción de leche se ha ido concentrando, lo que significa que la unidades productivas producen un poco más, y eso ha permitido, después de una fuerte caída en los litros producidos anualmente, que se haya producido un aumento, pero es insuficiente para alcanzar el techo que supieron lograr de 10.000 millones de litros anuales.
Este año se estima alcanzar 9.000 millones de litros, un 10 por ciento por debajo de lo que se habría podido hacer si no hubiera habido intervención en los mercados.
La caída de la cantidad de campos lecheros se ha profundizado por etapas desde hace varios años.
En el país hace 20 años había 40 mil tambos, mientras que en la actualidad, la Argentina cuenta con apenas 12 mil unidades productoras.
En Córdoba han quedado en el camino más de 5 mil establecimientos tamberos en la última década.
Por ejemplo, en Río Cuarto, que no es una zona tambera, había más de 40 tambos asociados en una cooperativa, de los que quedan en la actualidad sólo cuatro.
En su región de influencia, la realidad arroja estas cifras: en Coronel Moldes había 150 y quedan 18; en Bulnes, se han clausurado otros 50, mientras que una cantidad menor se ha constatado en San Basilio.
En Villa María, región de alta producción lechera, funcionaban 4 mil tambos y hoy quedan 600.
En San Francisco –otra de las grandes zonas productivas de la provincia-, se ha producido una situación de pérdidas casi similar a Villa María.
En 2001 no había alternativa, el tambero seguía produciendo o se fundía. En cambio ahora hay otras opciones, evidenciadas por lo que está sucediendo, pues se van cerrando los tambos y los productores pasan a realizar otras actividades, básicamente agricultura –sumándose al boom de la soja-, debido a que los establecimientos lecheros están sobre campos que tienen aptitud agrícola.
“Lo que vamos a hacer los productores si no hay claridad es cerrar los tambos y nos vamos a dedicar a otra cosa”, sentenció Osella, ante la compleja situación en la que se encuentran, por lo que denominan “una larga lista de políticas esquivas del Gobierno”.
Hay que ver la incidencia de esta situación a largo plazo, comentó con preocupación, luego de evidenciar la situación de extinción de tambos en la provincia de Córdoba.
A medida que se cierran tambos, van quedando sin trabajo muchas de las personas que intervienen en la actividad lechera como los tamberos y los ayudantes.
En un tambo hay un puesto de trabajo presente en el campo cada 50 hectáreas: una persona que trabaja y gana su sustento genuino y bastante bueno, ya que el campo paga buenas remuneraciones. Entonces, los cierres de estas fuentes de trabajo generan además, pobreza.
El representante de CARTEZ reflexionó sobre esta preocupante situación: “¿Esas personas que no trabajan en el campo a dónde van?, ¿a buscar un carne de careciente en las ciudades, un bolsón de alimentos, convirtiéndose en un pobre más?, ¿qué preferimos, tener un pobre más o 10 trabajadores produciendo?”
“La forma de destruir la pobreza es a través del desarrollo no a través del reparto. No disminuyendo las políticas que hacen al progreso”, remató el dirigente.
La oferta del Gobierno, que presentaron las secretarías de Comercio Interior y de Agricultura, para nada se condice con las pretensiones de los productores.
El punto de mayor desacuerdo se asienta en los 78 centavos fijados por el Ministro de Economía, para el litro de leche para la exportación.
Los productores se oponen a la propuesta del Gobierno de fijar precios máximos según el destino que tenga.
Esto es 78 centavos por la leche de exportación, 83 por la leche de consumo interno, y para la que supere la producción del 5 por ciento que exige el mercado interno, habría un precio libre de retenciones de 1,45 pesos.
“Si se cierra el 5 por ciento de los tambos, los que siguen funcionando aumentan 5 por ciento de producción y compensan la caída, pero el nivel de producción es el mismo, o sea que no implica mayor saldo exportable, nadie entiende esto, ni el mismo Moreno (en referencia a Guillermo, secretario de Comercio Interior)”, cuestionó Osella.
El dirigente se refirió también al desacuerdo de la entidad que representa con la idea del subsidio de 10 centavos por litro de leche propuesta por el gobierno.
Esta situación implicaría un desembolso de un subsidio de 900 millones de pesos para subsidiar 9.000 millones de litros de leche anuales. “Es el mercado el que tiene que pagarlos, si hay gente que no puede pagar la leche a 1,70 pesos tampoco va a poder hacerlo a 1,95” aseveró.
CARTEZ ofrece alternativas para paliar la situación como la creación de un bono para comprar productos lácteos, destinado a las personas de menores recursos, y que impacte en todos los sectores de la cadena productiva: productores, industria, y consumidor.
“Los productores podemos hacer el doble de sacrificio que los demás, pero no puede ser que hagamos todo el sacrificio sólo nosotros”, concluyó.