Son tan sólo 20 kilómetros y más de dos décadas de esperanzas insatisfechas. El único ingreso a Puerto Curtiembre se torna inaccesible cada vez que llueve y las promesas del pavimento nunca se cumplieron. Urribarri cantó “Puerto Montt” en una escuelita y firmó en 2011 su compromiso de realizar la obra. Sin embargo, en abril de este año se cayó la segunda licitación. Los riesgos del aislamiento, las pérdidas de los pequeños productores, las mentiras de campaña y las demandas de un pueblo que crece dando lugar al ocio de la gente a espaldas de las autoridades.

Puerto Curtiembre es una pequeña localidad ubicada en la costa del Paraná a 20 kilómetros de la ciudad de Cerrito y a 70 kilómetros de la capital entrerriana. El pueblo se ha convertido en una atracción pesquera para distintos grupos de personas que encuentran allí un sitio acorde para pasar fines de semanas enteros con familiares y amigos. Además, es una zona de mucha producción, en distintos rubros, que además aloja a 1.100 habitantes según los últimos registros con los que cuenta la Junta de Gobierno.

Pero para los habitantes de Curtiembre hay un problema que les urge hace tiempo y que se ve agravado por las promesas incumplidas por parte de los gobernantes: cuando llueve, el pueblo queda completamente aislado. El único ingreso a la pequeña localidad costera es un tramo de curvas y contracurvas que tiene 20 kilómetros y la une con Cerrito. Ese camino se vuelve intransitable con la caída de precipitaciones por el período mínimo de tres días, variando según la intensidad y cantidad de las lluvias.

Siete escuelas, un centro de salud que funciona a medio turno, la producción avícola y de tamberos, como así también la totalidad del pueblo corren serios riesgos de supervivencia cuando la lluvia así lo determina. Aunque en realidad, la responsabilidad del aislamiento no es de las precipitaciones sino de las autoridades y sus promesas incumplidas. En 2011 fue el propio exgobernador Sergio Urribarri, quien cantó “Puerto Montt” frente a la comunidad educativa de una de las escuelitas y prometió la obra de pavimentación del camino. La obra se licitó, pero no se concretó nunca. Pasaron cinco años, el sueño entrerriano y la gobernación de Urribarri; el pavimento nunca apareció.

Son más los días en los cuales el tramo de 20 kilómetros que comunica a Curtiembre con el resto de la provincia está inutilizable. Esto no es una exageración de este periodista ni el reclamo alocado de una comunidad, es realmente así: intransitable. Los riesgos de seguridad vial son tan elevados que se han provocado accidentes que sólo por buena fortuna no terminaron con la vida de nadie, pero sí han dejado graves consecuencias. El tránsito sólo se podría realizar con vehículos 4×4 y a veces ni siquiera. El tráfico de los vehículos que provoca el turismo de costa y los camiones que corresponden a las actividades productivas amplía la peligrosidad del camino, aunque lo que instaura los verdaderos riesgos es la ausencia del Estado. El mantenimiento a través del embrozado es insignificante y sólo está en algunos tramos de los 20 kilómetros de extensión.

Fuente: Juan Cruz Butvilofsky (Revista Análisis)